Por si acaso

Entro en una casa y en medio de la mesa del comedor veo una planta con diferentes billetes de lotería alrededor. Quedé sorprendido y le pregunto a la dueña:

- ¿Cómo es que tienes ahí los billetes de lotería?

- Es que dicen que da suerte.

- ¿Pero tú crees en esas cosas? 

- Yo no, pero por si acaso.

Hoy en día la gente aparentemente pasa de todo, no se fía de nadie, no cree en nada. Tantas religiones, tantas filosofías y todas dicen ser la verdad. La verdad es relativa, se dice, cada uno tiene su verdad. ¿Cómo saber cuál es la verdad? De manera que no creemos en nada pero probamos aquí y allá, por si acaso. Estamos preocupados, indignados, perdidos y no creemos que nadie tenga la solución a nuestros problemas y por ello nos agarramos a un clavo ardiendo, por si acaso.

Pero sabemos que existe la verdad absoluta y no está en ninguna religión o filosofía, está en una persona: Jesucristo. Él dijo:

Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. (Juan 14:6)

Buscamos la solución a nuestros problemas donde no está y ni siquiera nos damos cuenta que esos problemas son consecuencia de un solo problema más serio que tenemos los seres humanos y que está en nuestro interior. La Biblia lo llama pecado. Todos los demás problemas: el paro, las injusticias, las desigualdades sociales son consecuencia del egoísmo, el ansia de poder y la maldad humana y eso no hay políticas ni ideas humanas que lo solucionen.

Dios en su amor envió a su Hijo a identificarse con las miserias humanas y, después de andar haciendo el bien, fue a morir en una cruz por nosotros, y con su resurrección demostró que era quien decía y tenía poder para salvar a todo aquel que creyera en Él.

¡Oh, no desprecies su amor! ¡Acéptale como tu Salvador y Él cambiará tu vida, te dará poder y esperanza!

Agustín Vaquero