Verdadera libertad

Trabajando, como lo hacía también los sábados, apenas iba con mi señora a la compra, pero ahora, jubilado, voy con ella a todas partes.

Cuando entramos en los supermercados me llama mucho la atención las diferentes técnicas comerciales para que compremos mucho más de lo que necesitamos o de lo que íbamos a comprar. Mi mujer me dice: “Solo voy a comprar el pan y un par de cosas”. Yo le digo: “Coge una cesta o un carro, que yo ya sé lo que pasa, que en más de una ocasión me toca salir a buscarlos”.

No se me olvida un anuncio de hace años que decía:” Viste como quieras, pero viste…” (no quiero hacer propaganda, pero lógicamente continuaba:) ”pero viste lo que yo vendo”.  ¡Qué me van a decir a mí!  Me he dedicado toda mi vida a la venta y tenía que convencer a las clientas que lo que yo vendía era bueno, bonito, elegante, duradero, no era caro y encima me lo pagaban poco a poco.

Leía que un responsable de marketing mandó colocar cámaras en las diferentes secciones de una cadena de supermercados. Su objetivo no era solo vigilar para que no hubiera robos sino observar y analizar el comportamiento de los clientes con el fin de incitarlos a comprar lo máximo posible.

Las estrategias de venta son cada vez más sofisticadas. Los productos están colocados en un orden preciso teniendo en cuenta la psicología de los consumidores. La exposición de los mismos está minuciosamente estudiada.  Lo que importa es que el cliente ceda, que llene su carro al máximo. Las palabras “gratis”, “promoción”, “rebaja”, “oferta”, están por todas partes. Y no hablemos de la cantidad de precios que terminan en 99 para que parezca que vale un euro menos. Todo el mundo proclama que el cliente tiene libertad para escoger, sin embargo, este es observado, orientado e inducido hasta que llega a la caja.

En nuestra vida a menudo ¿no sucede lo mismo? El mundo es como un inmenso supermercado. Su oferta responde a todas nuestras codicias. Nos creemos libres, pero si esta libertad se reduce a satisfacer nuestros deseos y pasiones, arruinamos nuestra vida.

La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee - Lucas 12:15

   Lo verdaderamente importante y que satisface el alma humana no se puede comprar.

   Recuerdo un folleto que es por delante una fotocopia de un billete y por detrás tiene esta lectura:

LO QUE EL DINERO NO PUEDE COMPRAR

Con el dinero puedes comprar:

Una cama PERO NO el sueño

Libros PERO NO la inteligencia

Comida PERO NO el apetito

Elegancia PERO NO belleza

Una casa PERO NO un hogar

Medicina PERO NO salud

Lujos PERO NO cultura

Diversión PERO NO felicidad

Un crucifijo PERO NO un Salvador

Un asiento en la iglesia PERO NO en el cielo.

   LO QUE CON EL DINERO NO PUEDES COMPRAR, JESUCRISTO TE LO DA GRATIS.

¡Cuántas cosas importantes que no podemos comprar y no nos damos cuenta! Pensamos que el dinero lo puede todo y arruinamos, por las posesiones materiales, nuestras relaciones, nuestra familia, nuestra salud y nuestra vida.

Seguro que piensas que estoy exagerando, pero considera la cantidad de gente que no tiene verdaderos amigos o los ve muy poco porque está muy ocupada; los esposos que no tienen tiempo para cultivar y disfrutar de su relación; los hijos que ven muy poco a sus padres porque estos siempre están trabajando; la cantidad de personas que están solas sin que nadie les dedique ni un solo minuto, o que padecen todo tipo de enfermedades debido al estrés, la sobrecarga de trabajo y la falta del necesario descanso. Ya sé que todo está muy caro y que tenemos que trabajar, pero en no pocos casos queremos vivir un nivel de vida que pensamos que nos hará más felices y lo único que conseguimos es esclavizarnos y amargarnos.

Dios en su Palabra nos propone otra clase de vida más placentera. Hay en la Biblia un libro que nos enseña a vivir en este mundo y nos lleva a la verdadera sabiduría:

El temor de Dios es el principio de la sabiduría y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia - Proverbios 9:10

Lo primero y principal que necesitas para una vida plena es tener a Dios en cuenta en todas las facetas de tu existencia. Solo Dios puede llenar el vacío que todo hombre tiene en su interior. Buscamos satisfacción plena y no la encontramos porque no podemos encontrarla en nada ni en nadie, solamente en Dios:

Mejor es lo poco en el temor de Dios, que el gran tesoro donde hay turbación, mejor es la comida de legumbres donde hay amor, que de buey engordado donde hay odio - Proverbios 15:16-17

No se es más feliz por tener mucho, comer bien o hacer lo que a uno le dé la gana. Se es feliz si se vive en un ambiente de amor, comprensión, alegría y bienestar.

El temor de Dios te hace vivir una ética y tener unos valores que facilitan la convivencia y te hacen ser honrado. Mientras que el menosprecio de Dios lleva a la corrupción y la maldad, a actuar sin conciencia.

Así podríamos seguir comprobando la bendición que representa para el hombre tener en cuenta a Dios, aceptar su perdón, reconocer que Jesucristo es su Salvador y permitir que el Espíritu Santo le ayude y guíe en sus pasos.

La verdadera libertad no es hacer lo que nos venga en gana, es tener el poder para hacer el bien y vivir en armonía con las instrucciones divinas, que son las que nos permiten disfrutar de una vida plena y feliz; y no dejarnos llevar por las muchas voces que nos bombardean por todas partes, que lo único que pretenden es su provecho y no el nuestro.

Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres… así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres - Juan 8:32, 36

Agustín Vaquero