Refranes

Todos hemos oído y dicho a lo largo de nuestra vida muchos refranes que son repetidos una y otra vez por las personas con las que nos relacionamos.

Yo ya conocía muchos, pero cuando me casé, mi suegra era un diccionario andante de refranes: tenía un refrán para cada cosa que quería decir y para cada tema del que se hablara.

Hablábamos del tiempo y si hacía malo, decía: “Al mal tiempo buena cara”. Estábamos en Abril, “En abril aguas mil”. Llovía: “Marzo ventoso y abril lluvioso hacen a mayo florido y hermoso”.

Si hablábamos de algún chico decía: “De tal palo tal astilla”. Es igual que su padre.

Le corregíamos algo que había dicho mal: “El que tiene boca se equivoca”.

Les metíamos prisa a los niños: Venga, espabilar que tenemos que irnos. “Vísteme despacio que tengo prisa”. “Vale, abuela, vale, ya lo sabemos”, le decíamos.

No hay mal que por bien no venga, ni refrán del que no se aprenda”.

Los refranes nos dejan enseñanzas, nos dan ejemplos e incluso nos hacen reflexionar. Estas frases han pasado de generación a generación y tienen una moraleja o una enseñanza oculta.

Como vais pudiendo comprobar, hay muchos temas que me gustan y por eso mis confesiones tratan de todo tipo de cosas.

Ya vimos cómo las canciones eran y son un buen método para enseñar y lo mismo ocurre con las fábulas y ahora los refranes.

Pero también estoy tratando de mostrar que la Biblia es un libro extraordinario donde encontramos de todo. Dios ha querido dejarnos en su revelación multitud de ejemplos sencillos para que todos podamos entender las cosas espirituales.

En este caso, vamos a ver diferentes frases didácticas que aparecen en la Biblia y han llegado hasta nosotros sin que muchas veces nos demos cuenta de dónde proceden.

En el Antiguo Testamento aparecen diferentes leyes que nos han llegado como refranes o frases hechas: “Ojo por ojo y diente por diente”.

Después, hay libros, como el de Proverbios, en el que encontramos capítulos enteros que son diferentes expresiones que nos dan lecciones de cómo vivir decentemente en este mundo.

Mejor es lo poco con justicia que las muchas ganancias sin derecho” - Proverbios 16:8

  “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte” - Proverbios 16:32

En los Salmos y en los profetas también encontramos máximas que nos ayudan en nuestra vida y de forma especial en el aspecto espiritual.

El mismo Señor Jesucristo en su ministerio usaba los refranes para enseñar. No olvidemos que entonces el mundo no era como ahora, mucha gente no sabía leer y escribir y no tenían las facilidades que tenemos ahora, que ya no necesitamos ni libros, lo miramos todo en Internet.

Enseñando en el Sermón del Monte Jesús les recuerda a sus oyentes lo que ya hemos visto que decía la ley: “Ojo por ojo, diente por diente” en Éxodo 21:24. Y les explica: Mas yo os digo: no resistáis al malo, “Al que te hiera en una mejilla ponle también la otra” (Mateo 5:38-42)

Esto ha llegado como refrán hasta nosotros.

Cuando Jesús fue a su pueblo, Nazaret, y enseñaba, se escandalizaban de él y les costaba creerle y Jesús les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo”… haz también aquí algún milagro en tu tierra. Y añadió: “Nadie es profeta en su tierra”.  Lucas 4:16-24; Mateo 13:53-58.

Un hombre trajo a su hijo a los discípulos para que le sanaran y no pudieron, cuando le sanó Jesús, le preguntaron por qué no le habían podido sanar ellos. “Por vuestra poca fe”, les dijo. “Si tuvierais fe aunque sea pequeñita diríais a este monte: pásate de aquí allá y se pasará” (Mateo 17:20), les dijo Jesús y de ahí viene el dicho: “La fe mueve montañas”.

Estamos repitiendo que todos somos pecadores. En el Evangelio se nos narra un caso en el que trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y la querían apedrear. Jesús les contesta con un refrán: “El que esté sin pecado tire la primera piedra”. Se nos dice que se fueron todos, acusados por su conciencia (Juan 8:3-11).

Cuando vienen a prender a Jesús, Pedro saca la espada y le corta la oreja al siervo del sumo sacerdote y Jesús le dice: “Vuelve tu espada a su lugar porque el que a hierro mata a hierro muere” (Mateo 26:52).

En las cartas de los apóstoles también hay diferentes frases que nos han llegado como refranes.

Cuando el apóstol Pablo está enseñando sobre la resurrección de Jesucristo dice que es un hecho real; que los discípulos le habían visto y comido con él; que él le había visto e incluso se había aparecido a más de quinientos a la vez y les dice que si Cristo no resucitó no vale de nada que él esté dando su vida por predicar el evangelio de Jesucristo. Sería mejor dedicarse a vivir la vida y les menciona un refrán que todos conocían: “Comamos y bebamos que mañana moriremos” (1ª Corintios 15:32).

 A los Gálatas les dice: “Todo lo que el hombre sembrare eso también segará” (Gálatas 6:7). Y “Haz bien y no mires a quién” es una adaptación de Gálatas 6:10: “Hagamos bien a todos”.

Por último en Apocalipsis vemos lo mismo: “Le daré a cada uno según sus obras” (Apocalipsis 2:23).

Y así podríamos seguir largamente. En algunos casos los escritores bíblicos utilizan refranes que utilizaba la gente en su época y muchas veces son textos bíblicos los que nos han llegado a nosotros como refranes, porque a lo largo de los siglos la gente los ha ido repitiendo y pasando de padres a hijos.

Espero, de corazón, que todas estas cosas os animen a leer la Biblia y esto os ayude a conocer al Dios que de verdad nos ama y a su Hijo que dio su vida por salvarnos. No dudo de que el Espíritu Santo está haciendo ya una obra en vuestro corazón, como lo hace en el mío.

Agustín Vaquero