5. De mí ha salido poder

Transcripción

Es tiempo de caricias, es tiempo de amar, es tiempo de ver la importancia de nunca olvidar, ha llegado el tiempo.

Por eso COMPANION quiere compartir contigo el pan de Dios para tu alma.

Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí. - Lucas 8: 46

Lucas es el único que recoge esta frase de Jesús en el episodio que relata la sanidad de la mujer enferma con flujo de sangre. Los acontecimientos narrados en esta escena son escalofriantes. Un padre temeroso y ansioso de que Jesús llegue a su casa para sanar a su hija a punto de morir, y una mujer desesperada que se cruza en el camino de Jesús y entorpece su paso.

Nadie la ve, nadie la nota, pero de repente Jesús se para y mira a ver quién le ha tocado. Con la multitud apretándole, los discípulos no comprenden cómo se le puede ocurrir preguntar que quién le ha tocado. Pero él responde: “…ha salido poder de mí”.

He estado pensando esta mañana si yo he buscado el poder que viene de Jesús de la misma manera que esa mujer. En mis cargas, en mis luchas diarias conmigo misma y con otros, en las peleas que me trae la vida, me veo muchas veces siguiendo a Jesús de lejos, dejándome empujar por la multitud, pero sin extender la mano para tocar su manto. No porque dude o tenga miedo de hacerlo, simplemente porque para llegar a Él tengo que luchar contra la marabunta que me empuja y mantenerme firme sin dejarme llevar de un lado para otro, hasta llegar a su misma presencia, tan cerca que pueda tocar su manto. 

Confieso que pocas veces experimento ese poder que sale de Él, y que está ahí a nuestro alcance para sanar nuestras enfermedades; para quitar nuestros temores; para aumentar nuestra fe; para guiarnos con claridad. Y lo único que puedo pensar es que me mantengo escondida entre la multitud sin alargar mi mano, a menos que la situación sea muy desesperada. 

Su poder está a nuestra disposición siempre y yo quiero experimentarlo diariamente. Hoy voy a alargar mi mano y a abrirme paso entre las llamadas de teléfono, las tareas de la casa, las demandas familiares y de trabajo, y me voy a agarrar un ratito al manto de mi Señor.

Y tú ¿quieres tocarle también? Pues, aparta a la multitud y acércate un poco más.

Es tiempo de abrazos, es tiempo del amor, que la esperanza del pequeño llegue al mayor, ¡ha llegado el tiempo!

Y ahora, el abrazo de COMPANION a los mayores en años y jóvenes de corazón.

Los padres de hijos que no tienen a Dios en su vida, vamos recorriendo los días en una oración continua por ellos. A veces escucho decir: “quizá yo no lo vea y me vaya antes contigo, pero sé que Tú lo harás, que yo y mi casa, seremos salvos”.

Hay en esa oración la esperanza de que el poder infinito de Dios haga lo que nosotros no hayamos podido hacer en toda nuestra vida. Tantos años teniendo este sufrimiento hace que clamemos y clamemos a Dios, que no nos desanimemos, porque estamos intentando llegar a Él para que salga su poder y encuentre a nuestros hijos.

COMPANION te ha ofrecido el abrazo de Dios para hoy.

Asociación COMPANIONComentario