2ª historia de tulipanes
Voy a compartir con vosotros la segunda lección que aprendí de mi maestro, el tulipán.
Como dije anteriormente, por miedo a que hiciera demasiado frío para las flores, metí los tulipanes dentro de casa. Esto me permitió ver cada día cómo iban prosperando y creciendo.
Ayer me di cuenta de que todas las plantas estaban inclinadas hacia la ventana, hacia la luz. Se lo comenté a mi marido y me dijo que era simple casualidad. Para comprobar si era así, les di la vuelta, y esta mañana, para mi sorpresa, todas las plantas estaban de nuevo inclinados hacia la luz.
¿Son los tulipanes más sabios que nosotros? Las plantas no pueden sobrevivir sin la luz del sol. Mis tulipanes dan testimonio de ello.
Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tieniblas, sino que tendrá la luz de la vida”. Juan 8:12.
Si en estos tiempos oscuros echas de menos la luz, inclínate hacia Jesús, la luz del mundo. Él quiere alumbrar con su luz nuestra oscuridad para darnos vida. Su luz trae alegría, gozo, paz y esperanza a nuestra existencia porque Él, el Hijo de Dios sufrió la más terrible oscuridad en la cruz para que podamos disfrutar una vida de gozo al lado de Dios.
¡Qué listos son mis tulipanes! Saben que sin luz no pueden vivir. Voy a seguir su ejemplo. Hoy, y cada día, me inclinaré ante la luz para encontrar vida y esperanza.
Ada Cook
COMPANION