Con tres niños

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Cuando saltó la alarma de la peste porcina, Lolita y Nino miraron al cielo. Tenían 3 niños y vivían de criar cerdos y venderlos. Habían pasado todas las inspecciones del veterinario, sus cerdos estaban vacunados pero la ruina y la pobreza pasaron delante de sus ojos en un segundo de angustia. 

Nino quería revacunarlos, poner todas sus fuerzas para salvar a los animales de una muerte segura si tenían el virus. Revacunar significaba volver a llamar al veterinario, volver a pagar y arriesgarse al contagio de botas, ropas extrañas y jeringuillas compartidas. Cuando Nino preguntó, su mujer, mujer de fe, contestó: -“hemos hecho todo lo que humanamente estaba en nuestras manos. Ahora es el tiempo de Dios”-. 

Y fue el tiempo de esperar y de palpar el milagro, porque sus cerdos fueron los únicos que no se infectaron. Todos los vecinos vieron cómo eran sacrificados los cerdos revacunados. Todos menos Nino y Lolita sufrieron la ruina económica; todos menos ellos. 

Lola

COMPANION