3ª historia de tulipanes

Hace unos días hablé con una amiga que había estado en la boda de mi hijo y que, como todos los invitados, había recibido unos bulbos. Cuando le comenté que en mis macetas ya comenzaban a asomar una tímidas hojitas, me dijo que ella no había tenido tiempo de salir a comprar tierra y macetas y todavía no había plantado las semillas.

Ahora, confinada en las cuatro paredes de mi casa, que me parecen más pequeñas que nunca, pienso en mi amiga y me da pena que no pueda examinar cada día cómo la vida sigue a pesar del dolor y la inseguridad que nos rodean.

Tengo muchos motivos para estar agradecida, pero he decidido que uno de ellos es ver cómo crecen mis tulipanes. Eso me da cada día una razón para asomarme al balcón y ver si ha salido alguno más. Mientras contemplo la hermosa flor que acaba de aparecer, se me olvida todo lo demás. Puede parecer una simpleza, pero en momentos de crisis, cualquier simpleza es suficiente para alegrar un poco el día. ¡Y ya han salido tres!

Está claro lo que dice la palabra de Dios:

…Os digo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, se queda solo; pero si muere, produce mucho fruto.” - Juan 12:24

He tenido que sepultar mi semilla de tulipán bajo tierra para que pudiera salir una preciosa flor. Si la hubiera dejado en la bolsita, como mi amiga, no hubiera podido disfrutar de mis flores. Si mis semillas no hubieran “muerto”, no hubiera salido fruto de ellas.

Estamos en un momento en que debemos estar dispuestos a morir a nuestros deseos y aceptar lo que nos toca vivir, aunque no sea lo que nos gustaría. Debemos morir al deseo de salir a la calle, de reunirnos con amigos, de buscar nuestra protección sin pensar en la de los demás … debemos negarnos a nosotros mismos y buscar el bien de la familia, con la que ahora nos toca convivir 24 horas, si queremos no quedarnos solos y dar fruto para la gloria de Dios.

Para poder hacerlo con gozo, solo tenemos que poner los ojos en Jesús, quien nos dio ejemplo de negación y de entrega hasta la muerte. Murió por nosotros, y fue sepultado. Pero al tercer día resucitó. La muerte no pudo con él. Y con todo ello nos dio vida y esperanza a nosotros, que creemos en Él.

Ada Cook

COMPANION